RUTA 66- AMENAZA 66
Carmelo Ruiz Marrero, 4 de agosto de 1998
Pese a la oposición ambientalista y de las comunidades afectadas, el gobierno comenzó la construcción del primer tramo de la Ruta 66, el cual va de Canóvanas a Carolina. Acompañado por el alcalde de Canóvanas, Chemo Soto, y el secretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas, Carlos Pesquera, el gobernador Rosselló estrenó la construcción el viernes 24 de julio.
La oposición al proyecto, encabezada por las Comunidades Opuestas a la Ruta 66, sostiene que la carretera causaría daños irreparables al medio ambiente, incluyendo la devastación de los acuíferos, ojos de agua y manantiales de Saint Just, de las cuencas hidrográficas del área, al igual que la destrucción de bosques en montes y montañas. Por el segmento Canóvanas-Carolina, el cual costará $185.4 millones, se impactarán nueve humedales con un área total de 11.5 cuerdas y ocho zonas de bosque con un área total de 76.5 cuerdas.
El daño de la Ruta 66 no será solamente ecológico. Comunidades centenarias en Río Piedras, Carolina, Canóvanas y Río Grande serán desmembradas en aras del progreso y el desarrollo descontrolado de infraestructura. Entre ellas: sectores de los barrios Venezuela y Buen Consejo, barriada Santa Cruz, Mountain View y los sectores Martín González, Cambute y Rohena.
Contrario a la imagen propagada por los desarrolladores y líderes del actual gobierno, los oponentes de este proyecto no son protestones aguafiestas que no proponen alternativas. El grupo Comunidades Opuestas a la Ruta 66 (COR 66) propone la transformación de la carretera 3, desde Santa Rita hasta Fajardo, en un expreso elevado, como lo es hoy la avenida Baldorioty de Castro. El Super Expreso 3, como es conocida esta propuesta, eliminaría el tapón causado por los semáforos, reduciría el número de accidentes causados por las intersecciones existentes, reduciría la contaminación de aire y ruido, tendría un mínimo impacto ambiental, e incentivaría la densificación urbana (lo opuesto del desparramo), el comercio tradicional y el uso de transportación colectiva.
Pesquera respondió a la propuesta diciendo que la había analizado pero que concluyó que no era costo-efectiva. Los líderes de COR 66 pidieron reunirse con él para discutir el asunto, pero hasta ahora no ha respondido. También se pidieron reuniones con el senador Charlie Rodríguez y el representante Edison Misla Aldarondo, con los mismos resultados.
La lucha continúa. Actualmente el Tribunal Supremo, ese mismo foro que favoreció el Superacueducto y la planta carbonera de la AES en Guayama, tiene ante sí un caso que podría determinar la suerte de la Ruta 66. La Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) acudió al Supremo para que desestime la decisión del Tribunal Apelativo en la que se le ordenaba a la ACT a responder a los planteamientos de los oponentes del proyecto. Los Supremos ya llevan un año deliberando el caso. ¿Tendremos una repetición de lo que hicieron con el Supertubo?
Fue tristemente irónico que la construcción comenzó precisamente el día en que murió la profesora Ruth Hernández, quien dedicó su vida a adelantar los intereses de la comunidad del casco de Río Piedras. Como presidenta del Consejo Comunitario de Seguridad Vecinal de Río Piedras, logró organizar la comunidad para efectuar cambios en el diseño del Tren Urbano, y se opuso a la Ruta 66 hasta el final de sus días.
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