Salinas Combaten un vertedero venenoso

Por Carmelo Ruiz Marrero

CLARIDAD, 21 de agosto de 1998

La comunidad de Salinas está enfrascada en una lucha sin cuartel contra la instalación de un vertedero de la corporación basurera Browning Ferris Industries (BFI) en el barrio Aguirre. Quienes se oponen al vertedero sostienen que éste causará a la región daños económicos y ecológicos irremediables.

Nos reunimos con miembros de Diálogo Ambiental -agrupación local que encabeza la oposición a BFI- en la residencia de doña Sylvia García, en la comunidad Rancho Guayama. Viven allí 87 familias y la casa de doña Sylvia queda justo al lado de un risco de, por lo menos, cien metros. La vista asombrosa que se obtiene desde este punto privilegiado nos da una noción de lo que está en juego en esta lucha.

A la izquierda se ve la refinería Phillips, de Guayama, bajo la nube tóxica que ella misma produce; al frente se despliega la Bahía de Jobos y ante ella las comunidades Chunchín, Mosquito y San Felipe, así como la central termoeléctrica de Aguirre con la nefasta nube de azufre que emite; luego la fila de imponentes torres y cables que llevan electricidad desde ahí al área metropolitana de San Juan. A su lado, la comunidad El Coquí. A la derecha se ve el pueblo de Salinas y más a la derecha Camp Santiago, lugar de las "maniobras de paz" del Comando Sur. A lo largo de la vista se extiende el expreso 53 y justo entre éste y la casa de doña Silvia, el predio de 400 cuerdas que BFI quiere usar para su basurero.

Doña Sylvia, quien a sus 73 años todavía trabaja, no está en ánimos para mudarse de ahí. Hace siete años se mudó a Rancho Guayama para escapar del bullicio y la criminalidad de Caguas.

Los integrantes de Diálogo Ambiental expresan preocupación por los recursos de agua y cómo el vertedero los afectará. Bajo del lugar escogido por BFI hay un acuífero alimentado por los canales de riego Patillas y Guamaní. El propio Departamento de Agricultura, que se opone al proyecto, señala que ésa es una zona de recarga del acuífero, el cual usan las industrias, la agricultura, el comercio y residencias del área. Esa agua subterránea pasa a alimentar el sistema estuarino de la Bahía de Jobos, que alberga un santuario de vida silvestre mantenido por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y el gobierno federal. En este santuario hay especies en peligro de extinción como el manatí y el delfín.

BFI dice que el vertedero no afectará el agua subterránea. Sin embargo, según la firma consultora Servicios Científicos y Técnicos (SCT), no existe garantía alguna de que los plásticos que se usarán para aislar la basura en el vertedero sean impermeables para siempre. SCT sostiene que las enormes presiones de toneladas de basura pueden romper los plásticos, a la vez que las superficies heterogéneas pueden estirarlos hasta romperlos. Además, sustancias químicas como disolventes y materiales aparentemente inofensivos como la mantequilla y la margarina, pueden penetrar el relleno de plástico.

La bahía de Jobos ya tiene suficientes fuentes de contaminación, incluyendo la Central Aguirre. En esta bahía hubo una vez toda una industria basada en el coco, pero la contaminación acabó con las palmas, dice doña Silvia. Explicaron también los ambientalistas que los restaurantes locales ahora buscan su pescado en Santa Isabel, y los pescadores van hasta a Fajardo en busca de pesca; todo debido a la contaminación.

El vertedero lo quieren hacer de 50 pies de profundidad, porque supuestamente a ese nivel no hay agua. Pero doña Sylvia y Víctor Alvarado, también de Diálogo Ambiental, aseguran que los agricultores de la zona han encontrado agua al hincar pozos de sólo 38 pies de profundidad.

Además del agua, está la contaminación aérea que causarán los aires pestilentes que emanarán del basurero. BFI dice que no olerá, pero SCT asegura que la contaminación aérea sí será un problema serio.

La comunidad El Coquí, localizada justo entre el propuesto vertedero y la bahía, resultaría particularmente afectada. José "Cheo" Ortiz, residente de esa comunidad, señala que es un área propensa a inundaciones. De hecho, tras el huracán Hortensia en 1996, las aguas llegaron hasta siete pies. Ortiz y sus compañeros de Diálogo Ambiental temen que en una inundación podría desbordarse el vertedero y las aguas arrastrar sus contenidos directo a El Coquí.

Ya la comunidad sufre ese mismo problema con un vertedero que tiene justo al lado. Ese basurero, operado por BFI desde 1994, es supuestamente municipal, pero recibe desperdicios de lugares como Cataño, Aibonito, Cidra y Coamo, en abierta violación del contrato entre la compañía y el municipio.

BFI y el alcalde de Salinas, "Cholito" Baerga, proclaman que el vertedero propuesto traerá grandes beneficios económicos, pero residentes y comerciantes del municipio piensan todo lo contrario. Muchos temen que herirá de muerte a la agricultura, que es una de las principales actividades económicas de Salinas.

Justo frente a donde quieren hacer el vertedero, al otro lado del expreso 53, se encuentran la Hacienda Santa Elena y Ganaderías del Sur, ambas propiedad de la familia Fonalleda. En la Hacienda Santa Elena se crían 600 novillas de vaca y se cultiva maíz, sorgo y heno. Los Fonalleda están considerando invertir $27 millones en una vaquería moderna, pero el propuesto vertedero pone esa inversión en entredicho.

También se encuentra cerca la finca El Húcar, que produce alrededor de 25 por ciento de los pollos Picú y provee 300 empleos directos e indirectos. Los avicultores de El Húcar temen que la contaminación del vertedero exponga a los pollos, que se enferman muy fácilmente, a enfermedades y mueran de alguna infección.

Encima de todo esto, en esta área también se encuentra el Albergue Olímpico de Salinas que, sin duda, quedaría igualmente amenazado. Don Germán Rieckehoff Sampayo dedicó sus últimos días y energías a combatir el proyecto de BFI.

¿Y los valores de propiedad?

El ingeniero Russell Rodríguez, del Colegio de Ingenieros y Agrimensores, declaró por escrito el año pasado que "cualquier persona que estime que el establecimiento de un vertedero no perjudica el valor de las propiedades contiguas a éste no tiene el menor conocimiento de los factores que afectan el valor de una propiedad".

¿Y qué beneficios económicos ofrece BFI?

Según Diálogo Ambiental, 21 empleos. Pero si reasignan al nuevo vertedero los empleados que ahora trabajan en el "municipal", entonces la cifra no pasará de 10 empleos.

Pero BFI y sus aliados hablan de los empleos indirectos que se crearían. En otras palabras, que el vertedero atraiga al municipio industrias que produzcan grandes cantidades de desperdicios.

Los miembros de Diálogo Ambiental y de Sur Contra la Contaminación (SURCCO), grupo con base en Guayama, están convencidos de que una de esas industrias es, precisamente, la planta de carbón que la corporación AES desea ubicar en Guayama. Según SURCCO, después de 30 años de operación, la planta habrá generado suficiente ceniza tóxica para cubrir un área de una milla cuadrada con 30 pies de profundidad. Y -subrayan ambos grupos ecologistas- esas cenizas irán al vertedero que quiere poner BFI en Salinas.

Sites de Carmelo: Rincon de Pepo y Carmelo / Viva la Nación

 

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