El caso del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) contra el profesor universitario José
Solís es parte de una campaña derechista cuyo verdadero objetivo es destruir el liderato de
la comunidad boricua de Chicago, según el propio Solís y destacados puertorriqueños de la
diáspora.
Solís es acusado por los federales de haber bombardeado una oficina de reclutamiento del
ejército de Estados Unidos en Chicago en diciembre de 1992. Para esa fecha, el profesor
vivía en dicha ciudad, donde trabajaba como profesor en la universidad de DePaul y como
voluntario en el Centro Cultural Puertorriqueño.
El caso del FBI está basado en el testimonio del infiltrador y agente provocador Rafael
Marrero, quien trabajó en el Centro Cultural Puertorriqueño junto con Solís. Aquellos que
conocieron a Marrero lo comparan con Alejandro González Malavé, ya que lo recuerdan
como un individuo sectario y ultraizquierdista que repetidas veces trató de instigar a
compañeros a cometer actos criminales. De hecho, el propio Marrero admite haber llevado a
cabo el bombazo por el cual se le acusa a Solís.
Marrero también fue la principal fuente 'informativa' de una serie de artículos sensacionalistas
publicados por el diario Chicago Sun Times en febrero del año pasado. En dichos artículos
se alegaba que los maestros de la escuela Roberto Clemente, localizada en el barrio
puertorriqueño y afiliada al Centro Cultural Puertorriqueño, indoctrinan al estudiantado,
mayormente compuesto por latinos y negros, con ideas independentistas y que algunos son
miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Los artículos no
mencionaron que Marrero era para entonces un agente encubierto del FBI y que era partícipe
de un operativo contra el profesor Solís.
La credibilidad del Chicago Sun Times es cuestionada por sectores progresistas de la
ciudad desde mucho antes de haber sido publicados los artículos sobre la Clemente. Según
la organización Chicago Media Watch, dicho periódico asumió una línea editorial derechista
para poder atraer lectores blancos adinerados.
Una cacería de brujas
A raíz de los 'reportajes' del Sun Times, la legislatura de Illinois inició una investigación sobre
la escuela Clemente bajo la dirección del representante estatal derechista Édgar López,
quien no es puertorriqueño, pero es enemigo declarado del movimiento independentista y
del congresista Luis Gutiérrez. López es, además, aliado del Partido Nuevo Progresista. La
pesquisa es descrita por miembros de la comunidad puertorriqueña de Chicago como una
cacería de brujas macartista.
El testigo estrella de la investigación de Édgar López es nada menos que Rafael Marrero. En
su testimonio, Marrero describió la escuela Clemente como un escondite y santuario de
terroristas. Entre otras cosas, alegó que en la escuela se están usando fondos estatales para
financiar propaganda independentista y hacer campaña por la excarcelación de los presos
políticos.
Edgar López y Rafael Marrero hicieron grandes esfuerzos por incriminar no sólo a la facultad
de la Clemente, sino también al Centro Cultural Puertorriqueño y a su líder, José López. A
pesar de que el prestigio y honradez de José López fueron atacados en la investigación, a él
no se le dió la oportunidad para testificar ante el comité legislativo.
Cuatro maestros de la Clemente, todos blancos anglosajones, testificaron ante el comité de
Édgar López en vistas públicas celebradas el 4 y 5 de marzo del presente año. Ellos expresaron su
preocupación acerca de la atmósfera que pervade la escuela, pero sin embargo no pudieron
identificar ningún acto ilegal por parte del estudiantado o sus colegas maestros. Uno de ellos
se quejó de que las paredes exteriores de la Clemente tienen murales de Martin Luther King
y de patriotas puertorriqueños.
Después de más de un año de investigación y vistas públicas, el comité de Édgar López no
ha podido encontrar evidencia de un sólo acto ilegal en la escuela Clemente. Sin embargo,
algunos piensan que se logró el propósito de sembrar la duda entre el público acerca de la
integridad y confiabilidad de la facultad de la escuela y de la comunidad boricua en general.
Agenda: destruir la escuela Roberto Clemente
Según José Solís y José López, uno de los objetivos principales de la pesquisa de Édgar
López es desacreditar y ponerle fin a los innovadores programas educativos de la escuela
Clemente.
La escuela logró que los padres participaran de la educación de sus hijos mediante un
'parent mentorship program'. Como parte de éste, los propios padres cumplían las funciones
de seguridad y ayudaban en el manejo de la escuela. En adición, se instituyeron currículos
con relevancia cultural, programas de música étnica y un programa único de 'escuelas
pequeñas' que luego fue imitado en otras partes de Chicago.
A raíz de estas innovaciones, las peleas entre estudiantes disminuyeron y el promedio
académico del estudiantado ascendió.
Uno de los programas más elogiados fue Clemente 2001, en el cual se proponía conectar la
comunidad entera a la escuela por computadora. Así los estudiantes podrían hacer sus
asignaciones desde centros comunitarios o bibliotecas públicas.
Pero como resultado de la investigación legislativa, estos programas fueron desmantelados.
Los padres guardianes, por ejemplo, fueron reemplazados por guardias uniformados y poco
después aumentaron las peleas entre estudiantes.
En las recientes elecciones para el Concilio Escolar Local de la escuela, varios candidatos
de derecha se postularon con la intención de ponerle fin a los programas bilingües y
aumentar la proporción de maestros anglosajones en la facultad. Sin embargo, los votantes
hispanos se movilizaron y le propinaron una amplia derrota a la derecha en los comicios.
Guerra contra la comunidad
¿Quiénes quieren destruir la escuela Clemente y el Centro Cultural Puertorriqueño, y porqué? José López
plantea que desarrolladores y corredores de bienes raíces están interesados en vender el
barrio puertorriqueño, conocido por los anglosajones como West Town, a residentes blancos
de clase alta (yuppies). Aparentemente, el modelo suburbano de desarrollo, en el cual las
clases media y alta abandonan los centros urbanos y se mudan a los suburbios, ha
fracasado. Ahora esas clases vuelven a los cascos urbanos para poder vivir cerca de
suscentros de trabajo. El problema es que esas zonas urbanas ya están ocupadas por
comunidades pobres, constituídas mayormente de latinos y negros. El proceso de expulsar
habitantes pobres de áreas urbanizadas para hacerle paso a residentes adinerados es
conocido en Estados Unidos como gentrification.
López y otros compañeros del Centro Cultural Puertorriqueño sostienen que el proceso de
gentrification se está dando en Chicago a costa de los latinos y negros pobres de la ciudad.
¿Y porqué la escuela Roberto Clemente es tan importante en todo esto? Solís explicó a CLARIDAD que
cuando familias yuppies consideran mudarse a un vecindario lo primero que preguntan es
cómo es la escuela pública local, ya que sus hijos estudiarán en ella. Es por esto que los
realtors y especuladores de bienes raíces ven las escuelas como campos de batalla
cruciales para avanzar sus intereses. En el caso de West Town en Chicago esto se está
haciendo mediante la campaña de difamaciones y calumnias que dirigen Édgar López y el
Chicago Sun Times contra la escuela Clemente, dice Solís.
José López presenta como ejemplo de esta tragedia lo ocurrido con la escuela Waller High
en la zona de Lincoln Park en Chicago. Esa escuela, la cual era predominantemente negra y
latina, fue transformada en una de niños blancos de familias adineradas y se le cambió el
nombre a Lincoln Park Academy. Una vez se dió ese cambio en la escuela, las cuadras de
Lincoln Park fueron cayendo como dominós ante el empuje de los desarrolladores y la
invasión de los yuppies. Lo ocurrido con Waller High y Lincoln Park es visto por los
puertorriqueños de Chicago como una advertencia de lo que pasará si no defienden la
escuela Clemente.
De la suerte de la escuela depende en gran parte el futuro de instituciones creadas por la
comunidad boricua tras años de trabajo y sacrificio, como el museo Albizu Campos, el
programa Vida/SIDA, la escuela Albizu Campos, la Fiesta Boricua, el centro de cuidado
diurno Consuelo Lee Corretjer, la librería Andrés Figueroa Cordero, la Casita de Don Pedro,
el Paseo Boricua y la Parada Puertorriqueña.
Las fuerzas anti-puertorriqueñas
Una de las principales armas usadas contra la Clemente y la comunidad boricua es El Pito,
una gacetilla difamatoria que circula en Chicago en la que se difama a José López, a Luis
Gutiérrez y a otros destacados boricuas de la manera más vulgar y horrenda. El colaborador
principal de dicha publicación es Rafael Marrero. El Pito es gratis y no contiene anuncios, lo
cual hace a muchos preguntarse quién la está financiando. Los cómplices de Marrero en la
publicación incluyen a Gloria Chévere, Dennis Pérez y Larry Ligas, todos ellos comerciantes
de bienes raíces que tienen un gran interés en borrar el barrio puertorriqueño del mapa.
Ligas, quien simpatiza con el movimiento anexionista, es un realtor del área de Logan
Square, la cual tiene una nutrida población boricua. Junto con elementos derechistas formó la
organización Logan Square Concerned Citizens, la cual pretende ser anti-violencia callejera,
anti-drogas y anti-pandillas. Pero los líderes del Centro Culturaladvierten que se trata de un
grupo fantasma que pretende desplazar a los pobres y marginados de Logan Square para
entregar la zona entera a los desarrolladores y los anexionistas.
José López y sus colegas en el Centro Cultural ven un vínculo estrecho entre el ataque contra
su comunidad y el Partido Nuevo Progresista. Ellos alegan que Gloria Chévere y Carlos
Romero Barceló han canalizado fondos, en parte provenientes de anexionistas en Puerto
Rico, para financiar las campañas electorales de Édgar López y derrotar al congresista Luis
Gutiérrez. Romero siente gran rencor contra Gutiérrez no sólo porque el congresista boricua
tiene simpatías independentistas sino también porque hizo una fervorosa campaña contra la
aprobación del proyecto Young. La gestión de Gutiérrez casi fue exitosa, ya que el proyecto
pasó la Cámara por sólo un voto.
Otro de los objetivos de la ofensiva anti-puertorriqueña en Chicago es neutralizar la campaña
por la excarcelación de los presos políticos, en la cual los boricuas de Chicago se han
destacado por su militancia. En los últimos meses varios puertorriqueños de dicha ciudad
activos en la campaña de excarcelación, incluyendo el ex-preso político Félix Rosa,
recibieron sopenas para comparecer ante un gran jurado federal. Ninguno de los citados ha
cumplido con la orden.
El rol del FBI
El FBI también tiene sus garras sobre la comunidad boricua de la ciudad. Con frecuencia se
ven en el barrio agentes tomando fotos. También visitan a vecinos y hacen preguntas acerca
de losi ndependentistas y reclutan informantes.
Solís, José López y otros progresistas de Chicago sostienen que COINTELPRO, el
programa del FBI para exterminar la disidencia interna en Estados Unidos, continúa en pie y
que esto se evidencia en la campaña contra el Centro Cultural y la escuela Clemente. El
programa COINTELPRO fue inaugurado en 1960 y procedió en secreto hasta 1975 cuando
el senado federal lo descubrió y lo declaró ilegal. En un memorando de 1960 firmado por el
entonces director del FBI, J. Edgar
Hoover, se menciona al movimiento independentista como el segundo en la lista de blancos
de COINTELPRO.
La ciudad de Chicago ha sido el escenario de la más bárbara violencia de dicho programa
de contrainsurgencia. En 1969 el FBI y la policía de Chicago atacaron a tiros el cuartel local
de las Panteras Negras, grupo marxista revolucionario afroamericano. El ataque resultó en la
muerte de Freddie Hampton, quien fue acribillado a tiros mientras dormía. El jefe de la oficina
del FBI en Chicago era entonces Richard Held, quien luego dirigió la oficina del Negociado
en Puerto Rico durante los arrestos del 30 de agosto de 1985.
Y en medio de todo esto se encuentra el profesor Solís, a quien los federales pretenden usar
(a las buenas o a las malas) para incriminar a José López y destruir la comunidad boricua en
Chicago. Su negativa a ser partícipe de este complot ha resultado ser un verdadero estorbo
para las fuerzas anti-puertorriqueñas.
Carmelo Ruiz Marrero
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