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Calentamiento global y grupos fantasmas
Carmelo Ruiz Marrero octubre de 1998
Poco despues de que nos azotara el huracán Georges, el profesor universitario José Molinelli advirtió que "puede ser que estemos entrando en una época de huracanes más frecuentes y de mayor magnitud, y eso puede estar asociado al calentamiento global". Y unos tres meses antes del huracán, un meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos le dijo a este reportero- fuera de récord- que el efecto de invernadero ya no es una predicción, sino un hecho. En el Caribe, el cambio climático no necesariamente implicará un alza en la temperatura, indicó el meteorólogo. Sí habrá más energía en la atmósfera, pero ésta se traducirá no necesariamente en calor sino en huracanes más frecuentes e intensos. El efecto de invernadero, causado por emisiones de bióxido de carbono y otros gases provenientes de fuentes como vehículos de motor y plantas eléctricas de petróleo y carbón, tendrá graves implicaciones globales a nivel ecológico, económico y político y es por lo tanto vitalmente importante conocer los hechos al respecto. La prueba es irrefutable: los siete años más calientes desde 1853 han sido todos en esta década, hecho comprobado por un panel de la ONU compuesto por 2000 de los más prestigiosos meteorólogos del mundo . Para colmo, Estados Unidos, con sólo cinco porciento de la población mundial, produce la cuarta parte de los gases contaminantes que causan este funesto fenómeno. Esto significa que genera siete veces más contaminantes atmosféricos por habitante que China, y sobre diez veces más que la India. Estados Unidos es también hogar de la mayoría de las corporaciones transnacionales causantes de este problema. En otras palabras, imperialismo ecológico. Sin embargo, las corporaciones petroleras y automotrices han respondido a la crisis con una masiva campaña de seudociencia y desinformación para sembrar la confusión entre los gobiernos y los ciudadanos. De este modo pretenden prevenir el que se adopten políticas que interfieran con sus intereses económicos. El arma principal de esta campaña lo son grupos fantasmas, organizaciones supuestamente independientes que entonan al pie de la letra lo que dicen las industrias contaminadoras. Competitive Enterprise Institute- Institución que aboga por la libre empresa y la limitación de la intervención estatal en los asuntos económicos. En documentos publicados y comunicados de prensa, CEI alega que no hay consenso científico acerca de la existencia del efecto de invernadero. En julio de 1997 realizó una conferencia en la cual seudocientíficos y congresistas republicanos se montaron en tarima para refutar la evidencia científica de cambio climático y predijeron nefastas consecuencias económicas si se tomaban medidas para prevenirlo. Frontiers of Freedom Institute- Fundado por el ex-legislador reaccionario Malcolm Wallop para combatir las leyes ambientales. Una de sus principales metas es acabar con la ley federal que protege a las especies en peligro de extinción (Endangered Species Act). Patrocinó en agosto 1997 una conferencia en Australia con la intención de servir de plataforma a la oposición a las negociaciones internacionales sobre cambio climático, que se estaban dando entonces en Kyoto, Japón. National Center for Public Policy Research- Grupo derechista basado en Washington DC y estrechamente asociado con grupos antiecologistas. Estableció un Environmental Policy Task Force, un foro para ayudar a los conservadores a manejar el debate ambiental. Ofrece asesoría a activistas conservadores y legisladores republicanos sobre cómo combatir el ambientalismo. Consumer Alert- Grupo financiado por Exxon y Philip Morris que promueve la protección del consumidor mediante un enfoque neoliberal, y trata de convencer a la ciudadanía de que el asbestos, los plaguicidas tóxicos y la lluvia ácida no amenazan la salud pública. CA opera la National Consumer Coalition, una coalición que agrupa 24 organizaciones sin fines de lucro de corte reaccionario (incluyendo a CEI) que promueve la eliminación de las leyes que protegen al consumidor. De un subgrupo de la NCC surgió la Cooler Heads Coalition, que se dedica exclusivamente a atender asuntos relacionados con el calentamiento global. Cooler Heads es dirigida por Marlo Lewis, de CEI, quien alega que el efecto de invernadero es ciencia ficción y constantemente despotrinca contra los burócratas de la ONU (ese cuco de la derecha) por sus alegados gastos frívolos e insensibilidad hacia los pobres. Environmental Conservation Organization- ¡Qué nombre tan bonito para una organización antiecologista! Desde el año pasado, ECO se ha dedicado a promover la teoría paranóica (lo que llaman en Estados Unidos conspiracy theory) de que el ambientalismo es una siniestra conspiración de la ONU y de elementos antidemocráticos y antiamericanos que pretenden imponer un gobierno mundial de corte socialista. Esta conspiración sólo puede ser detenida por la acción concertada de los sectores democráticos (léase derechistas y antiecologistas), dicen los portavoces de esta teoría chiflada. Sovereignty International- Las teorías paranóicas de los antiecologistas llegan a su máxima expresión en este grupo, fundado por Henry Lamb de ECO. Según SI, los acuerdos ambientales internacionales para reducir las emisiones de gases contaminantes son parte de una gran conspiración global para abolir la propiedad privada y la libre empresa. El año pasado uno de sus fundadores, Michael Coffman, realizó una gira de lecturas por todo Estados Unidos patrocinada por la John Birch Society, organización xenofóbica y ultraderechista que ve enemigos por todos lados. Para los John Birchianos, hasta los Rockefeller son sospechosos. El mes que viene las negociaciones de los estados miembros de la ONU sobre cómo combatir el calentamiento global se reanudarán en Buenos Aires. Sin duda alguna, los antiecologistas y sus patrocinadores corporativos se presentarán allá para desplegar su propaganda seudocientífica y tildar de "ecoterrorista" a todo aquel que no esté de acuerdo con ellos. |