La privatización de las prisiones
La privatización de los presidios no brinda ningún ahorro a sus contribuyentes. Al contrario, la evidencia muestra de manera contundente que las cárceles privadas son una carga al erario, son magnetos de la corrupción política y exacerban el problema de la violencia penal.
La mejor evidencia de esto es el historial funesto de la Correction Corporation of America (CCA), la cual ya opera en Puerto Rico. CCA, la compañía privada que más cárceles opera en el mundo, es emblemática de los problemas que genera la privatización de servicios penales
Esta compañia se distingue por su empeño brutal en reducir sus costos de operación no importa cómo. Una manera que ha encontrado la CCA de lograr esto es el no ponerle torres de vigilancia ha las prisiones que construye. Esto puede facilitar las fugas, pero para la CCA lo importante es que si no hay torres de vigilancia se ahorran $2.5 millones de los costos de construcción y se pueden eliminar 25 plazas de guardias a tiempo completo.
La CCA prefiere construir sus propias prisiones tambièn porque eso le permite reducir sus costos de muchas otras maneras. Por ejemplo, así le es más facil reemplazar guardias con cámaras de video.
El presidio que la CCA está construyendo en Lawrenceville, Virginia, tendrá un salón de control desde el cual un solo guardia podrá supervisar tres 'cápsulas', cada una con 250 reos. Cuando èsta carcel abra el año que viene, sus 750 prisioneros tendrán a cinco guardias supervisandolos de dia y dos de noche.
En lugar de darles a los empleados las pensiones garantizadas que se les dan a los empleados penales en sector público, la CCA les ofrece acciones mediante lo que se conoce como un 'employee stock ownership plan'. Esto es más riesgoso para el empleado, pero más lucrativo para la compañía.
Siendo el empleado un accionista y 'co-dueño', se elimina todo incentivo para reivindicar derechos o unionarse. Su única motivación es ayudarle a la compañía a reducir sus costos aún más, para que así rindan más sus acciones.
Empleados de la CCA le informaron al reportero Eric Bates, quien hizo un estudio detallado de las prácticas nefastas de dicha coorporación para el seminario The Nation, que hacían de todo para bajar sus costos operacionales, como por ejemplo: no comprar materiales de limpieza y desatender la atención mèdica y la alimentación de los reos.
Un ex-convicto que fue confinado en el South Central Correctional Center de Tennesee, el cual es operado por CCA le dijo a Bates que si hay en dicha cárcel una comida nutritiva al mes, eso es mucho. Debido al afán de la CCA en ahorrar dinero, la dieta ahí es de nada más que papas majadas de la peor calidad, vegetales enlatados y pizzas procesadas.
Sin embargo, Trae ahorros al erario la privatización de las cárceles, como dicen los partidiarios ideológicos del neoliberalismo y de la mano dura contra el crimen? La evidencia apunta hacia lo contrario. |
Algunos jovenes eran amarrados y encadenados como si fueran animales domèsticos. |
La oficina general de contabilidad de Estados Unidos (GAO) concluyó en 1996 que los estudios hechos hasta entonces no muestran evidencia sustancial de ahorro para los contribuyentes como resultado de la privatización de presidios. El gobierno estatal de Tennesee llevó a cabo su propia investigación sobre este asunto en 1995 y determinó que la CCA no le había ahorrado practicamente nada al estado.
Según Bates "Para una compañía carcelaria como CCA, los 'ahorros' (del sector público) no son más que la tajada de las ganancias que se le da al estado, otro gasto a costa del 'bottom line' y que por lo tanto se debe mantener a un mínimo, al igual que los salarios. A fin de cuentas, el privatizar las prisiones no es más que la privatización del dinero de los contribuyentes y la transformación del dinero público en ganancia privada.
Las condiciones en las que viven los presos en las carceles privatizadas son por lo general más horrendas aún que en las del estado.
A fin de cuentas, el privatizar las prisiones no es más que la privatización del dinero de los contribuyentes y la transformación del dinero público en ganancia privada. |
Inspectores penales de la British Prison Officers Association estuvieron horrorizados cuando vieron cómo eran tratados los presos en el campamento de trabajo forzado ('work farm', como le dicen los americanos) de Silverdale en Tennesee, operado por la CCA. El propio jefe de seguridad de la facilidad le dijo que los presos 'problemáticos' eran amordazados con cinta adhesiva, y que en una ocasión un confinado casi muere por asfixia debido a esa práctica. |
Los investigadores estuvieron más espantados aún al ver el centro de detención de inmigrantes ilegales que la CCA opera en Houston. Ahí vieron inmigrantes encerrados en dormitorios, que paracían almacenes de carga, donde se les mantenía hasta por 23 horas al día.
En la prisión de Silverdale, Rosalin Bradford, una confinada embarazada de 23 años de edad, murió de una complicación que no había sido diagnosticada. Bradford agonizó por 12 horas porque en su esmero por reducir sus costos, la CCA ni siquiera se dignó en llevarla a un hospital.
En Febrero de 1997 el gobierno estatal de Carolina del Sur se rehuso en renovarle a CCA un contrato para operar una institución juvenil cuando se supo que en èsta algunos jóvenes eran amarrados y encadenados como si fueran animales domèsticos.
Por otro lado las cárceles privadas no reducen el problema de la criminalidad y la violencia tras los barrotes. En el año fiscal 96-97 la prisión de South Central reportó sobre 50 por ciento más incidentes violentos que las facilidades estatales de Tennesee. South Central tiene tambièn más problemas de drogas, contrabando y violencia que los precidios estatales.
Las fugas tambien son un verdadero problema con la privatización. Cuando dos prisioneros se escaparon de una cárcel de la CCA en Houston, Texas, el pasado mes de agosto, la compañía ni siquiera se molestó en buscarlos, dejándoles ese trabajo a las autoridades públicas locales. Cuando fueron recapturados no se les pudo formular cargos por fuga, ya que no es un crimen escapar de una facilidad privada.
A pesar de todas estas barbaridades, las fortunas de la CCA van mejorando continuamente. Ha sido por tercer año consecutivo una de las cinco inversiones de mayor rendimiento en la bolsa de valores de Nueva York. El valor total de sus acciones han aumentado de $50 millones en 1986 a $3.5 billones el pasado mes de octubre. Actualmente se está expandiendo el mercado global, abriendo operaciones en Puerto Rico, Inglaterra y Australia.
Con el apoyo de las poderosas firmas bancarias Lehman Brothers y Paine Webber, la CCA creó una subsidiaria llamada CCA Prison Realty Trust, la cual se dedicará a especular con prisiones como si fueran parcelas de bienes raices.
Este èxito se debe en parte a la impresionante pala política que tiene esta corporación. Su fundador Thomas Beasley dirigió una vez el partido republicano de Tennesee y es buen amigo del ex-gobernador Lamar Alexander. Alexander y su esposa son accionistas de la CCA.
Entre los empleados de la firma figuran J. Michael Quinlan, quien dirigió el Buró Federal de Prisiones bajo la administración de Bush. La junta directiva tiene a Joseph Johnson, ex-dirctor ejecutivo del Rainbow Coalition, el cual apoyó las ambiciones presidenciales de Jesse Jackson.
Un reciente informe de Paine Webber sobre la industria carcelaria tiene el título de "El Crimen Paga". Los accionistas de CCA seguramente están de acuerdo