CAÑO TIBURONES: LA CIENAGA AMENAZADA

 

 

Carmelo Ruiz Marrero

 

Entre Arecibo y Barceloneta, entre las desembocaduras de los ríos Grande de Arecibo y Grande de Manatí, se encuentra un enorme y majestuoso recurso natural prácticamente desconocido por muchos puertorriqueños: la Ciénaga Tiburones. Este ecosistema único, que es el humedal herbáceo más grande de Puerto Rico, bordea al norte con la carretera 861 y al sur con la 862, cubre casi 7,000 cuerdas y mide sobre diez kilómetros a lo largo. Pero a pesar de sus dimensiones, es invisible desde el expreso De Diego y la carretera 2.

A principios de septiembre participamos en una excursión en kayak a lo largo de la ciénaga, auspiciado por el grupo arecibeño Ciudadanos en Defensa del Ambiente (CEDDA). La travesía se realizó a través del Caño Tiburones, arteria principal de un sistema de canales excavados hacen décadas para drenar la ciénaga y hacerla apta para la agricultura.

Dicho sea de paso, la agricultura ahí nunca funcionó.  

Adentrarse en la ciénaga es adentrarse en un mundo en el que el "progreso" no ha hecho su estrepitosa llegada. Lo único visible fuera de este ecosistema mojado es una hilera de mogotes en el horizonte. El silencio es chocante. Aquí no se oye el perpetuo ruido de fondo de carros pasando. Al carecer de las distracciones del mundo moderno, uno se da cuenta aquí del susurro de la vegetación sacudida por las brisas, de los distintos tipos de nubes y de cómo éstas pasan por el cielo y periódicamente tapan el sol. En el caño estas cosas no sólo son perceptibles, sino obvias. 

La variedad de aves es impresionante. Aquí se ve el pato dominico, la gallareta azul, el gorrión chicharra y en ocasiones se ha avistado el Pico de Tijera. Nos dicen que en la parte boscosa al norte del caño, que está poblada de mangle botón, pueden verse reinitas migratorias, como la trepadora, la picatierra y la pechidorada.

Desgraciadamente, la caza es legal en Puerto Rico (excepto en Culebra) y la Ciénaga Tiburones es un paradero predilecto de los cazadores. Es legal cazar tórtola y varias especies de palomas y patos migratorios, pero Pablo Santos, de CEDDA, señala que en realidad los cazadores le disparan a todo lo que ven volando.  

Otro recordatorio de los serios problemas ambientales de Puerto Rico que uno ve al remar por el caño lo son los pequeños vertederos clandestinos que encontramos esporádicamente por el trayecto de nuestro viaje. Según nos informa CEDDA, como ahora se cobra por el recogido de basura en Arecibo, se ha dado un auge en los vertederos clandestinos, y el caño es un buen lugar para botar basura a escondidas.

 Hace muchos años, el municipio también vió en el caño una solución al problema de la basura, y puso ahí mismo el vertedero municipal. Ante el cierre inminente de los vertederos regionales de Toa Alta y Barranquitas, se ha planteado expandir el de Arecibo para acomodar la basura del área metropolitana. CEDDA se opone a tal expansión por entender que sería a costa de la ciénaga.

 La lista de enemigos de la ciénaga incluye, por insólito que parezca, a la Universidad de Cornell. Esta institución opera ahí, en una parcela de 118 cuerdas, un complejo de antenas para hacer experimentos con la ionosfera. Cornell, por supuesto, dice que la facilidad no representa riesgo alguno, pero cabe preguntarnos porqué entonces no pusieron esas antenas en Virginia o Massachusetts.

 Pero el daño inmediato de las antenas a la ciénaga es de otra naturaleza. Para que se mantenga seca la parcela donde están, el contrato de arrendamiento que tiene Cornell con la Autoridad de Tierras, la cual administra y arrenda los terrenos del área de la ciénaga, compromete la agencia a bombear el agua de la ciénaga para bajarla a un nivel artificialmente bajo (3.5 pies bajo el nivel del mar). Esto altera el flujo del agua y el balance natural de este humedal.

Se espera que en el futuro cercano se declare la ciénaga área natural protegida, en cuyo caso será transferida al Departamento de Recursos Naturales. Los terrenos propuestos para la reserva (3,428 cuerdas) no incluyen las tierras de Cornell. CEDDA sostiene que la exclusión de la parcela de las antenas del área propuesta para protección no obedece a criterio científico alguno, ya que ésta es un humedal, como el resto de la ciénaga.

Contrario a la imagen que se ha querido proyectar de los ecologistas como protestones que no proponen nada, CEDDA tiene propuestas concretas para manejar la ciénaga de manera sustentable:  

* Paseos tablados y parques pasivos para fomentar el disfrute de los escenarios y observar aves

* Areas de remo y sus facilidades de servicio

* Facilidades para la pesca recreativa y comercial

* Areas de acampar y de excursiones ecológicas

* Competencias deportivas nacionales e internacionales de kayak y canoa, deportes compatibles con la conservación

* Desarrollo de turismo ecológico

 "Debemos desarrollar sentido de responsabilidad y prioridad con respecto a los problemas ambientales, para asegurar una adecuada intervención que ayude a resolver estos problemas. Aspiramos al co-manejo, donde todos determinemos el futuro.�

 

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